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domingo, 23 de diciembre de 2012

CUENTOS Y LEYENDAS- EL CUENTO DE LA TRANSANDALUS

Ahora que llega la navidad y los cuentos y leyendas cobran más vida, me viene a la cabeza un cuento reciente que me contaron que trataba sobre una situación existente en un reino, donde sus reyes ignoraban lo bueno que tenían en él y que sus gentes se esforzaban en demostrar al mundo cuan bueno era aquello.

Cuenta la leyenda, que había una vez dentro de un lejano reino un sitio donde vivían unas gentes a las que les gustaba mucho el lugar donde vivían. Este contaba con muchas y grandes montañas, prados inmensos, enormes playas y grandes ríos. Los pastores de este sitio que se llamaban Dalus, descubrieron unos ricos pastos muy buenos para sus ganados que se repartían generosamente por entre todos estos lugares, donde comenzaron a llevar sus vacas, ovejas, cabras y estas fueron engordando y creciendo felices. Esta parte del reino se llamaba Tran

En este reino, que era muy grande había muchos otros pastores que también tenían buenos pastos donde sus animales comían y crecían, pero para que sus animales crecieran mas felices y hermosos sabían que era muy bueno llevarlas a comer de otros pastos que enriquecieran su ganado.

Un buen día los pastores Dalus, viendo lo bueno que eran sus pastos y lo bien que crecían sus animales decidieron contárselo a los otros muchos pastores de ese reino, para que trajeran a sus animales a Tran y se enriquecieran comiendo estos buenos pastos que ellos habían descubierto. Pero para poder llegar a contarles eso a todos los otros pastores, necesitaban caballos y buenos jinetes que cabalgando durante muchos días llegasen a esas otras partes del reino, ya que este era muy muy grande. Pero los Dalus aunque vivían felices en Tran, eran pobres y no tenían dinero para comprar buenos caballos y pagar a los jinetes, que durante muchos días tenían que comer y dormir en las posadas durante el camino y poder contarles a los otros pastores que iban encontrando por el camino lo buenos y abundantes que eran los pastos que crecían en Tran.

Entonces fueron a ver a su rey para contarle todo lo bueno que habían descubierto en esa parte de su reino y pedirle que dispusiera de buenos jinetes y fuertes corceles que cabalgando por todo lo ancho y largo del gran reino contasen a todos los pastores aquello tan bueno que ellos conocían y trajesen sus ganados a pastar. Pero aquel rey agrio y prepotente no hizo caso alguno a aquellos Dalus que llegado al gran castillo contaron con entusiasmo aquellas grandes y buenas noticias para el bien del reino.

Como aquellos Dalus eran pobres pero de buen corazón, reunieron algunas monedas y pudieron comprar un par de viejos caballos, que montando ellos mismos emprendieron largos viajes para conseguir su objetivo. Pero con aquellos humildes recursos sus singladuras eran lentas y penosas. Cuando llegaban a otros pueblos contaban a sus pastores aquellas maravillas de Tran y les decían como llegar a ellos y cuales eran las mejores hierbas escondidas entre las montañas. Cada vez que un pastor llegaba y sus ganados probaban los pastos se ponía muy contento, pues sus animales engordaban y se ponían más lustrosos al probar nuevos y ricos pastos, que tenían hojas distintas a las que comían en sus lejanos sitios. Cuando volvían a sus pueblos contaban a otros pastores lo bueno que habían descubierto y así otros pastores venían a Tran y se beneficiaban de todo esto. 




El rey tenía un hijo llamado San, que cuando niño había visto las vacas, cabras y ovejas que pastaban cerca del castillo y se hizo amigo del hijo de un pastor, que cuando se escapaba de palacio salía a jugar con él, pues la vida entre las paredes del castillo era muy aburrida. Y vio lo bonito que era vivir entre animales, otras gentes y siempre bajo el bonito cielo azul. Con los años el viejo rey enfermó y murió dejando la corona del reino a su hijo San. Este recordó cuando hacía muchos años el emisario de los Dalus llevó hasta su padre la petición y su padre negó la ayuda con caballos y jinetes. Esto no gustó a San y entristeció bastante ya que conocía la alegre vida en el campo con los pastores del reino. Así en cuanto tomó la corona lo primero que hizo fue disponer muchos caballos fuertes y buscar a los mejores jinetes para que fueran contando por todo el reino lo bueno que eran aquellos pastos, que los pobres pastores de Tran allí tenían y que todos los animales del su reino pudiesen disfrutar de ello.

Pronto con aquellos medios comenzaron a llegar a Tran muchos ganados de todos las partes del reino ya que los buenos jinetes y caballos que había dispuesto el rey San llegaban pronto a otros pueblos para contar todo lo bueno que había en Tran. Como comenzaron a ir muchos ganados los caminos se estropeaban y el buen rey San dispuso de mucho dinero para que los caminos estuviesen arreglados y en buen estado para que pasasen tantas gentes y ganados.


Con el tiempo se hizo muy famoso Tran, los posaderos estaban muy contentos al pasar tantos pastores por sus fondas y los ganados se beneficiaban de aquellos inagotables y ricos pastos que crecían sin parar.


Entonces el rey San se sintió muy feliz por haber conseguido hacer mucho bien en su reino. Pero los más contentos fueron los Dalus que vivían entre aquellas playas, montañas y valles que ahora habían conseguido que tantos pastores de aquel reino se beneficiaran igual que sus ganados de aquellos pastos.


Desde entonces el rey San en honor a la buena y altruista labor que llevaron a cabo los Dalus de Tran, puso por nombre a esa parte del reino Transandalus

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